Salmos 2
¿Para qué se sublevan las naciones, Y los pueblos traman cosas vanas?
Se alzarán los reyes de la tierra, Y con príncipes consultarán unidos, Contra Yahvé y contra su Ungido, diciendo:
¡Rompamos sus ligaduras Y echemos de nosotros sus cuerdas!
El que se sienta en los cielos se sonreirá, Adonay se burlará de ellos.
Luego les hablará en su ardiente ira, Los aterrorizará en su indignación.
Yo mismo he ungido a mi Rey sobre Sión, mi santo monte.
Yo promulgaré el decreto: Yahvé me ha dicho: Mi hijo eres Tú, Yo te he engendrado hoy.
¡Pídeme!, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra.
Los quebrantarás con cetro de hierro, Los desmenuzarás como vasija de alfarero.
Ahora pues, oh reyes, actuad sabiamente. Admitid amonestación, jueces de la tierra:
Servid a Yahvé con temor, Y regocijaos con temblor.
¡Besad los pies al Hijo! No sea que se irrite y perezcáis en el camino, Pues de repente se inflama su ira. ¡Cuán bienaventurados son todos los que se refugian en Él!
Salmos 67
Elohim tenga misericordia de nosotros y nos bendiga, Haga resplandecer su rostro sobre nosotros,
Para que tu camino sea conocido en la tierra, Y tu salvación entre todas las naciones.
¡Alábente los pueblos, oh Elohim! ¡Alábente los pueblos, todos ellos!
¡Regocíjense y canten con júbilo las naciones! Porque Tú juzgarás a los pueblos con equidad, Y guiarás a las naciones de la tierra.
¡Alábente los pueblos, oh Elohim! ¡Alábente los pueblos, todos ellos!
La tierra ha dado su fruto, Elohim, el Dios nuestro, nos bendecirá;
¡Bendíganos Elohim, y témanlo todos los confines de la tierra!
Salmos 54
¿Acaso no se esconde David entre nosotros? Oh Elohim, sálvame por tu Nombre, y hazme justicia con tu poder.
Oh Elohim, escucha mi oración, Presta oído a los dichos de mi boca.
Porque extraños se han levantado contra mí, y hombres violentos buscan mi vida, No han puesto a Elohim delante de sí.
He aquí Elohim es el que me ayuda, Adonay está con los que sostienen mi alma.
¡Devuelve el mal a mis enemigos, Y córtalos en tu verdad!
Con ofrenda voluntaria te ofreceré sacrificios, ¡Oh Yahvé, daré gracias a tu Nombre, porque es bueno,
Porque me ha librado de toda angustia Y mi ojo ha visto por encima de mis enemigos!
Salmos 102
¡Oh Yahvé, escucha mi oración, Y llegue a ti mi clamor!
¡No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia! ¡Inclina a mí tu oído! ¡Respóndeme pronto el día en que te invoco!
Porque los días se desvanecen como humo Y mis huesos arden como leña seca.
Mi corazón herido se agosta como la hierba, Y aun de comer mi pan me olvido.
Al son de mis gemidos La piel se me pega a los huesos.
Soy semejante a la lechuza del desierto, He venido a ser como un búho de las soledades.
Estoy desvelado, y me siento como pájaro sin pareja en el tejado.
Mis enemigos me afrentan cada día, Mis escarnecedores me maldicen.
He comido, pues, cenizas como pan, Y he mezclado con lágrimas mi bebida,
A causa de tu indignación y de tu ira, Porque me alzaste en vilo y me arrojaste.
Mis días son una sombra que se alarga, Y me voy secando como la hierba.
Tú en cambio, oh Yahvé, permaneces para siempre, Tu Nombre pasa de generación en generación.
Te levantarás y tendrás compasión de Sión, Porque es el momento de tener misericordia de ella, Porque ha llegado el tiempo señalado,
Porque tus siervos aman sus piedras, Y miran con afecto hasta su mismo polvo.
Así las naciones temerán el nombre de Yahvé, Y todos los reyes de la tierra tu gloria.
Porque Yahvé habrá reedificado a Sión, Habrá aparecido en su gloria,
Habrá vuelto el rostro a la oración de los desamparados, Pues no habrá despreciado su ruego.
Esto será escrito para la postrera generación, Para que un pueblo aún por crear alabe a Yah,
Que se asomó desde su excelso Santuario. Desde los cielos YAHVÉ se fijó en la tierra, Para oír el lamento del cautivo, Para libertar a los condenados a muerte.
Así se pregonará en Sión la fama de Yahvé, Y su alabanza en Jerusalem,
Cuando los pueblos y los reinos sean congregados a una, Para servir a Yahvé.
Él agotó mi fuerza en el camino, Acortó mis días.
Digo: ¡Dios mío, no me arrebates en la mitad de mis días! Tú, cuyos años se miden por generaciones.
Tú desde el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos.
Ellos ciertamente perecerán, pero Tú permaneces. Todos ellos se desgastarán como una vestidura, Como vestido los cambiarás, y desaparecerán.
Pero Tú eres el mismo, Y tus años no se acaban.
Los hijos de tus siervos permanecerán, Y su simiente será establecida delante de ti.
Salmos 54
¿Acaso no se esconde David entre nosotros?
Oh Elohim, sálvame por tu Nombre, y hazme justicia con tu poder.
Oh Elohim, escucha mi oración, Presta oído a los dichos de mi boca.
Porque extraños se han levantado contra mí, y hombres violentos buscan mi vida, No han puesto a Elohim delante de sí.
He aquí Elohim es el que me ayuda, Adonay está con los que sostienen mi alma.
¡Devuelve el mal a mis enemigos, Y córtalos en tu verdad!
Con ofrenda voluntaria te ofreceré sacrificios, ¡Oh Yahvé, daré gracias a tu Nombre, porque es bueno,
Porque me ha librado de toda angustia. Y mi ojo ha visto por encima de mis enemigos!
Salmos 6
Oh Yahvé, no me reprendas en tu ira, Ni me castigues en tu ardiente indignación.
¡Ten piedad de mí, oh Yahvé, porque desfallezco! Sáname, oh Yahvé, porque mis huesos se estremecen,
Y mi alma está turbada en gran manera, Y Tú, oh Yahvé ¿hasta cuándo?
Vuélvete Yahvé, y rescata mi alma, Sálvame por tu misericordia.
Porque no habrá memoria de ti en la Muerte, Y en el Seol ¿quién te alabará?
Estoy agotado de tanto gemir, Todas las noches inundo mi lecho; Con mis lágrimas empapo mi cama.
Mis ojos están enturbiados de tanto sufrir, Se han envejecido a causa de todos mis adversarios.
¡Apartaos de mí todos vosotros, los que hacéis iniquidad! Porque Yahvé ha oído la voz de mi llanto,
Yahvé ha escuchado mi súplica, Yahvé ha recibido mi oración:
Todos mis enemigos serán avergonzados y muy confundidos; Serán vueltos atrás, Y repentinamente avergonzados.
Salmos 67
Elohim tenga misericordia de nosotros y nos bendiga, Haga resplandecer su rostro sobre nosotros,
Para que tu camino sea conocido en la tierra, Y tu salvación entre todas las naciones.
¡Alábente los pueblos, oh Elohim! ¡Alábente los pueblos, todos ellos!
¡Regocíjense y canten con júbilo las naciones! Porque Tú juzgarás a los pueblos con equidad, Y guiarás a las naciones de la tierra.
¡Alábente los pueblos, oh Elohim! ¡Alábente los pueblos, todos ellos!
La tierra ha dado su fruto, Elohim, el Dios nuestro, nos bendecirá;
¡Bendíganos Elohim, y témanlo todos los confines de la tierra!
Salmos 72
Oh Elohim, encomienda tus juicios al Rey, Y tu justicia al Hijo del Rey, Él juzgará a tu pueblo con rectitud, Y a tus afligidos con justicia.
Entonces los montes producirán paz para el pueblo, mediante la justicia.
Que defienda a la gente oprimida, Que salve a los hijos del menesteroso, Y quebrante al opresor.
Que le teman mientras duren el sol y la luna, De generación en generación.
Que descienda como la lluvia sobre la hierba cortada, Como los aguaceros, que riegan abundantemente la tierra.
Que en sus días florezcan los justos, Y la paz abunde hasta que no haya luna.
Que domine de mar a mar, Desde el Gran Río hasta los confines de la tierra.
Que ante él se abatan los moradores del desierto, Y sus enemigos muerdan el polvo.
Que los reyes de Tarsis y las islas le paguen tributo, Que los reyes de Sabá y de Seba le ofrezcan sus dones.
Que se postren ante él todos los reyes, Y todas las naciones le sirvan.
Porque él librará al necesitado que suplica, Y al pobre, que no tiene quien lo ayude.
Tendrá misericordia del desvalido y del afligido, Y salvará las almas de los menesterosos.
Redimirá sus almas de la opresión y la violencia, Y la sangre de ellos será preciosa ante sus ojos.
¡Que viva, pues, y se le dé el oro de Sabá! ¡Que se ore por él continuamente, Y que todo el día lo bendigan!
Que las mieses del campo abunden, Y se agiten en la cima de los montes, Que su fruto esté lozano como los cedros del Líbano, Y los de la ciudad florezcan como la hierba del campo.
¡Que su Nombre sea por siempre! Que su Nombre sea propagado mientras dure el sol, Y que en él se bendigan los hombres! Que todas las naciones lo llamen bienaventurado.
¡Bendito sea Yahvé Elohim, el Dios de Israel, El único que hace maravillas!
¡Bendito para siempre sea su Nombre glorioso, Y que toda la tierra sea llena de su gloria! ¡Amén, amén!
Salmos 117
¡Alabad a Yahvé naciones todas! ¡Pueblos todos, alabadlo!
Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia, Y la fidelidad de Yahvé es para siempre. ¡Aleluya!
Salmo 124
De no haber estado Yahvé por nosotros, Diga ahora Israel: De no haber estado Yahvé por nosotros, Cuando los hombres se levantaron contra nosotros, Nos habrían tragado vivos, Cuando su ira se encendió contra nosotros, Entonces nos habrían anegado las aguas, Y el torrente nos llegaría al cuello; Las aguas impetuosas habrían pasado sobre nosotros.
¡Bendito sea Yahvé, Que no nos entregó por presa de sus dientes!
Como el pájaro que escapa de la trampa del pajarero, así escapó nuestra alma; ¡La trampa fue rota, y hemos escapado!
Nuestro socorro está en el nombre de Yahvé, Que hizo los cielos y la tierra.
Benedecite ommia opera
1. Bendecid al señor, todas las obras del señor; alabadle y ensalzadle por siempre.
2. Bendecid, cielos, al señor, bendecid al señor, ángeles del señor.
3. Bendecid al señor todas las aguas que hay sobre los cielos; bendiga todo poder al señor.
4. Bendecid al señor, sol y luna; estrellas del cielo, bendecid al señor.
5. Bendecid al señor, toda la lluvia y el recio; todos los vientos, bendecid al señor.
6. Bendecid al señor, el fuego y el calor; frio y calor, bendecid al señor.
7. Bendecid al señor, rocíos y escarchas; hielo y frio, bendecid al señor.
8. Bendecid al señor, hielos y nieves; noches días, bendecid al señor.
9. Bendecid al señor, luz y tinieblas; rayos y nubes, bendecid al señor.
10. Bendiga la tierra al señor, alábele ensálcele para siempre.
11. Bendecid al señor; montes y collados; todas las cosas que germinan en la tierra, bendecid al señor.
12. Bendecid al señor, mares y ríos; fuentes, bendecid al señor.
13. Bendecid al señor, ballenas y todos lo que vive en el mar; todas las aves del cielo, bendecid al señor.
14. Bendecid al señor, todos los animales y ganados; bendecid, hijos de los hombres, al señor.
15. Bendice, Israel al señor; alabadle y ensalzadle por siempre.
16. Bendice al señor, sacerdotes del señor; bendecid al señor, siervos del señor.
17. Bendecid al señor, espíritus y almas de los justos; santos humildes de corazón, bendecid al señor.
18. Bendecid al señor, Ananias, Azarias y Misael; alabadle y ensalzadle para siempre.
19. Bendigamos al padre y al hijo y al espíritu santo; alabémosle y ensalcémosle para siempre.
20. Bendito eres en el firmamento del cielo; y loable y glorioso para siempre.
Salmos 151
¡Aleluya! ¡Alabad a Él en su Santuario! ¡Alabadlo en la magnificencia de su firmamento!
¡Alabadlo por sus proezas! ¡Alabadlo por la inmensidad de su grandeza!
¡Alabadlo con el toque del shofar! ¡Alabadlo con salterio y arpa!
¡Alabadlo con pandero y danza! ¡Alabadlo con cuerdas y flautas!
¡Alabadlo con címbalos resonantes! ¡Alabadlo con címbalos vibrantes!
¡Todo lo que respira alabe a Yah! ¡Aleluya!
Salmos 103
Bendice alma mía a Yahvé, Y bendiga todo mi ser su santo Nombre.
Bendice alma mía a Yahvé, Y no olvides ninguno de sus beneficios.
Él es quien perdona todas tus iniquidades, El que sana todas tus dolencias;
El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias,
El que sacia con bien tus anhelos, Para que rejuvenezcas como el águila.
Yahvé es el que hace justicia, Y derecho a todos los oprimidos.
Dio a conocer sus caminos a Moisés, Y a los hijos de Israel sus proezas.
Misericordioso y clemente es Yahvé, Lento para la ira y grande en misericordia.
No contenderá para siempre, Ni para siempre estará enojado.
No ha hecho con nosotros conforme a nuestros pecados, Ni nos ha retribuido conforme a nuestras iniquidades.
Porque como la altura de los cielos sobre la tierra, Engrandeció su misericordia para los que lo temen.
Como el oriente está lejos del occidente, Así hizo alejar de nosotros nuestras transgresiones.
Como el padre se enternece con sus hijos, Así se enternece Yahvé de los que lo temen.
Porque Él conoce nuestra condición, Se acuerda de que somos polvo.
El hombre, como la hierba son sus días, Florece como la flor del campo,
Que el viento la roza, y ya no existe, Y su lugar no la conocerá jamás.
Pero la misericordia de Yahvé es desde la eternidad hasta la eternidad sobre los que lo temen, Y su justicia sobre los hijos de los hijos,
Sobre los que observan su pacto Y se acuerdan de sus preceptos para cumplirlos.
Yahvé afirmó en los cielos su trono, Y su reino domina sobre todo.
Bendecid a Yahvé, vosotros sus ángeles, Poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, Obedeciendo la voz de su precepto.
Bendecid a Yahvé, vosotros todos sus ejércitos, Ministros suyos, que hacéis su voluntad.
Bendecid a Yahvé, vosotras todas sus obras, En todos los lugares de su señorío, ¡Bendice, oh alma mía, a Yahvé!
Salmos 107
¡Alabad a Yahvé, porque Él es bueno, Porque para siempre es su misericordia!
Díganlo los redimidos de Yahvé, Los que ha redimido del poder del enemigo,
Y los ha congregado de las tierras, Del oriente y del occidente, Del Aquilón y del mar
Deambularon por un desierto solitario y sin camino, Sin hallar ciudad donde vivir,
Hambrientos y sedientos, Su alma desfallecía en ellos.
Pero clamaron a Yahvé en su angustia, Y los libró de su tribulación.
Los condujo por un camino llano, Para que dieran con una ciudad habitable.
¡Den gracias a Yahvé por su misericordia, Y por sus maravillas para con los hijos del hombre!
Porque Él sacia al alma sedienta, Y colma de bienes al alma hambrienta.
Moraban en tinieblas y sombra de muerte, Aprisionados en aflicción y en cadenas,
Por cuanto fueron rebeldes a las palabras de Él, Y aborrecieron el consejo de Elyón.
Por eso humilló sus corazones con duros trabajos, Tropezaron, y no hubo quien ayudara.
Pero en su angustia clamaron a Yahvé, Y los libró de su tribulación;
Los sacó de las tinieblas y de la sombra de muerte, Y desligó sus ataduras.
¡Den gracias a Yahvé por su misericordia Y por sus maravillas para con los hijos del hombre!
Porque quebró las puertas de bronce, Y arrancó los cerrojos de hierro.
Andaban afligidos por sus rebeliones, Ayunando por sus maldades,
Aborrecieron todo manjar, Y ya tocaban las puertas de la muerte,
Pero clamaron a Yahvé en su angustia, Y Él los libró de su tribulación;
Envió su palabra y los sanó, Y los libró del sepulcro.
¡Den gracias a Yahvé por su misericordia, Y por sus maravillas para con los hijos del hombre!
Y ofrezcan sacrificios de acción de gracias, Y publiquen sus obras con cánticos de júbilo.
Se adentraron en naves por el mar, Para traficar en las inmensas aguas,
Contemplando las obras de Yahvé, Sus maravillas en lo profundo.
Mandó alzarse un viento tempestuoso, Que encrespó el oleaje.
Subían a los cielos, bajaban al abismo, Sus almas revueltas por las náuseas,
Rodaban y se tambaleaban como ebrios, De nada les valía su pericia.
Pero clamaron a Yahvé en su angustia, Y los libró de su tribulación.
Hizo acallar la tormenta, Enmudeció el oleaje,
Se alegraron de la bonanza; Los condujo al puerto que anhelaban.
¡Den gracias a Yahvé por su misericordia, Y por sus maravillas para con los hijos del hombre!
Exáltenlo en la congregación del pueblo, Y alábenlo en la reunión de los ancianos.
Convierte ríos en un desierto, Y los manantiales en sequedales,
La tierra fértil en estéril, Por la maldad de quienes la habitan.
Vuelve el desierto en estanques, Y la tierra seca en manantiales,
Allí asienta a los hambrientos, Para que tengan ciudad habitable,
Siembren campos y planten viñas, Que den fruto en la cosecha.
Los bendice, y se multiplican, Y no deja que disminuya su ganado.
Cuando abatidos por la carga, menguan, A causa de infortunios y congojas,
Él esparce menosprecio sobre los nobles, Y los descarría por un yermo sin camino.
Levanta al pobre de la miseria, Y multiplica sus familias como rebaños.
Los rectos lo verán y se alegrarán, Y la iniquidad tendrá que cerrar su boca.
Aquel que sea sabio y guarde estas cosas, Entenderá la gran misericordia de Yahvé.
Salmo 14
Dice el necio en su corazón: No hay Dios.
Se han corrompido, hacen obras abominables.
No hay quien haga el bien.
Yahvé miró desde los cielos sobre los hijos del hombre,
Para ver si había algún entendido que buscara a Elohim.
Todos se desviaron, a una se han corrompido,
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno.
¿No tienen discernimiento todos los que hacen iniquidad,
Que devoran a mi pueblo como si comieran pan,
Y a Yahvé no invocan?
Allí temblarán de espanto,
Porque Elohim está con la generación de los justos.
Del consejo del pobre os habéis burlado,
Pero Yahvé es su refugio.
¡Ah, si de Sión viniera la salvación de Israel!
Cuando Yahvé haya hecho tornar la cautividad de su pueblo,
Se regocijará Jacob y se alegrará Israel.
Salmo 54
¿Acaso no se esconde David entre nosotros?
Oh Elohim, sálvame por tu Nombre, y hazme justicia con tu poder.
Oh Elohim, escucha mi oración, Presta oído a los dichos de mi boca.
Porque extraños se han levantado contra mí, y hombres violentos buscan mi vida, No han puesto a Elohim delante de sí.
He aquí Elohim es el que me ayuda, Adonay está con los que sostienen mi alma.
¡Devuelve el mal a mis enemigos, Y córtalos en tu verdad!
Con ofrenda voluntaria te ofreceré sacrificios, ¡Oh Yahvé, daré gracias a tu Nombre, porque es bueno, Porque me ha librado de toda angustia Y mi ojo ha visto por encima de mis enemigos!
Salmo 27
Yahvé es mi luz y mi salvación, ¿De quién temeré?
Yahvé es la fortaleza de mi vida, ¿de quién he de atemorizarme?
Cuando se juntaron contra mí los malignos para devorar mis carnes, mis adversarios y mis enemigos tropezaron y cayeron.
Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón, Aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado.
Una cosa he demandado a Yahvé, ésta buscaré: Que esté yo en la Casa de Yahvé todos los días de mi vida, Para contemplar la hermosura de Yahvé, e inquirir en su templo.
Porque Él me esconderá en su refugio en el día del mal,
Me ocultará en lo reservado de su Tienda.
Me pondrá en alto sobre una roca.
Y mi cabeza será levantada sobre mis enemigos en derredor, Y en su Tienda ofreceré sacrificios con voz de júbilo.
Cantaré, sí, cantaré salmos a Yahvé.
¡Escucha, oh Yahvé, cuando clamo con mi voz!
¡Ten piedad de mí y respóndeme! Sobre ti dijo mi corazón: ¡Buscad mi rostro! Tu rostro buscaré, oh Yahvé.
No escondas tu rostro de mí, Ni rechaces con ira a tu siervo.
Has sido mi ayuda, no me dejes ni me desampares, Oh Dios de mi salvación.
Aunque mi padre y mi madre me abandonen, Yahvé me recogerá.
Enséñame, oh Yahvé, tu camino, Y guíame por senda llana, a causa de los que me acechan.
No me entregues a la voluntad de mis adversarios, Porque se han levantado contra mí testigos falsos, Y aquellos que respiran violencia.
Creo que veré la bondad de Yahvé en la tierra de los vivientes.
Aguarda a Yahvé.
¡Esfuérzate y aliéntese tu corazón! ¡Sí, espera a Yahvé!
Salmo 81
¡Cantad con gozo a Elohim, fortaleza nuestra!
¡Aclamad con júbilo al Dios de Jacob! Entonad el salmo y batid el pandero, La dulce cítara con el salterio.
Soplad el shofar en el novilunio, en la luna llena, En el día de nuestra solemnidad.
Porque estatuto es para Israel, Ordenanza del Dios de Jacob.
Lo estableció como testimonio en José, Cuando salió de la tierra de Egipto.
Voz que no había conocido, oí que decía: He quitado su hombro de debajo de la carga, Sus manos se libraron del peso de los cestos.
En la angustia clamaste, y Yo te rescaté, Te respondí en lo secreto del trueno, Te puse a prueba junto a las aguas de Meriba.
¡Oye, pueblo mío, y te amonestaré!
Oh Israel, si me oyes, No habrá junto a ti dioses ajenos, Ni te postrarás ante dios extraño.
Yo soy Yahvé, tu Dios, El que te hizo subir de la tierra de Egipto; ¡Ensancha tu boca, y Yo la llenaré! Pero mi pueblo no escuchó mi voz, Y nada quiso conmigo Israel.
Los entregué, por tanto, a la obstinación de su corazón, Para que anduvieran en sus propios designios.
¡Oh, si mi pueblo me hubiera escuchado!
Si Israel hubiera andado en mis caminos, En un momento Yo habría subyugado a sus enemigos, Y vuelto mi mano contra sus adversarios.
Los que aborrecen a Yahvé le dirían lisonjas serviles, Pero su sometimiento hubiera sido para siempre.
Habríalos sustentado con la grosura del trigo, Y saciado con miel de la peña.
Salmo 105
¡Alabad a Yahvé, e invocad su Nombre!
Dad a conocer sus obras entre los pueblos.
¡Cantadle, entonadle salmos! Meditad en todas sus maravillas.
Gloriaos en su santo Nombre, Alégrese el corazón de los que buscan a Yahvé.
Buscad a Yahvé y su poder, Buscad siempre su rostro.
Recordad las maravillas que Él hizo, De sus prodigios y de los juicios de su boca, ¡Oh vosotros, descendencia de Abraham su siervo,
Hijos de Jacob, su escogido!
Él es Yahvé nuestro Dios, En toda la tierra están sus juicios.
Se acordó para siempre de su pacto, De la promesa que ordenó para mil generaciones,
Pacto que hizo con Abraham, Y su juramento a Isaac, Que estableció a Jacob por decreto, A Israel por alianza sempiterna, Diciendo: A ti te daré la tierra de Canaán, Como porción de vuestra heredad.
Cuando ellos eran unos pocos mortales, Muy pocos, y forasteros en ella, Pues vagaban de nación en nación, Y de un reino a otro pueblo, No permitió que hombre alguno les hiciera agravio, Y por su causa reprendió a reyes, diciendo:
No toquéis a mis ungidos, Ni hagáis mal a mis profetas.
Trajo hambre sobre la tierra, Y quebrantó todo sustento de pan.
Envió un varón delante de ellos, A José, vendido como esclavo.
Afligieron sus pies con grilletes En hierro fue puesta su alma, Hasta que se cumplió su predicción, El vaticinio de Yahvé lo puso a prueba.
El rey envió y lo soltó, El soberano le abrió la prisión.
Lo puso por señor de su casa, Y por gobernador de todas sus posesiones, Para que disciplinara a sus príncipes como él quisiera, E hiciera sabios a sus ancianos.
Después entró Israel en Egipto, Y Jacob peregrinó en la tierra de Cam.
Hizo que su pueblo fuera muy fecundo, Y los hizo más fuertes que sus adversarios.
Cambió el corazón de ellos para que aborrecieran a su pueblo, Para que obraran astutamente contra sus siervos.
Envió a Moisés su siervo, Y a Aarón, al cual había escogido.
Por medio de ellos manifestó las palabras de sus señales, Y sus maravillas en la tierra de Cam.
Envió tinieblas, y trajo oscuridad, Sin embargo, se rebelaron contra sus palabras.
Volvió sus aguas en sangre, E hizo morir sus peces.
Pululó su tierra de ranas, Hasta en las alcobas de sus reyes.
Habló, y vinieron enjambres de moscas, Y piojos en todo su territorio.
Les dio granizo por lluvia, Y llamas de fuego en su tierra.
Arrasó sus viñas y sus higueras, Y destrozó los árboles de su territorio.
Habló, y vinieron langostas
Y saltamontes sin número, Que devoraron toda la hierba en su tierra, Y se comieron el fruto de su suelo.
Golpeó también a todo primogénito en su tierra, Las primicias de todo su vigor viril.
Los sacó con plata y oro, Y entre sus tribus no hubo quien tropezara.
Egipto se alegró de que salieran, Porque su terror había caído sobre ellos.
Extendió una nube por cubierta, Y fuego para alumbrar la noche.
Pidieron, e hizo venir codornices, Y los sació de pan del cielo.
Abrió la roca, y brotaron aguas, Corrieron por los sequedales como un río.
Porque se acordó de su santa Palabra
Dada a Abraham su siervo.
Sacó, pues, a su pueblo con gozo, Con cánticos de júbilo a sus escogidos, Y les dio las tierras de las naciones, Y tomaron posesión del fruto del trabajo de los pueblos,
Para que guardaran sus estatutos, Y observaran sus leyes. ¡Aleluya!
Salmo 102
Oración de un afligido que desmaya, y en presencia de Yahvé derrama su querella.
¡Oh Yahvé, escucha mi oración, Y llegue a ti mi clamor!
¡No escondas de mí tu rostro en el día de mi angustia! ¡Inclina a mí tu oído!
¡Respóndeme pronto el día en que te invoco!
Porque los días se desvanecen como humo, Y mis huesos arden como leña seca.
Mi corazón herido se agosta como la hierba, Y aun de comer mi pan me olvido.
Al son de mis gemidos, La piel se me pega a los huesos.
Soy semejante a la lechuza del desierto, He venido a ser como un búho de las soledades.
Estoy desvelado, y me siento como pájaro sin pareja en el tejado.
Mis enemigos me afrentan cada día, Mis escarnecedores me maldicen.
He comido, pues, cenizas como pan, Y he mezclado con lágrimas mi bebida, A causa de tu indignación y de tu ira, Porque me alzaste en vilo y me arrojaste.
Mis días son una sombra que se alarga, Y me voy secando como la hierba.
Tú en cambio, oh Yahvé, permaneces para siempre, Tu Nombre pasa de generación en en generación.
Te levantarás y tendrás compasión de Sión, Porque es el momento de tener misericordia de ella, Porque ha llegado el tiempo señalado, Porque tus siervos aman sus piedras, Y miran con afecto hasta su mismo polvo.
Así las naciones temerán el nombre de Yahvé, Y todos los reyes de la tierra tu gloria.
Porque Yahvé habrá reedificado a Sión, Habrá aparecido en su gloria, Habrá vuelto el rostro a la oración de los desamparados, Pues no habrá despreciado su ruego.
Esto será escrito para la postrera generación, Para que un pueblo aún por crear alabe a YAH, Que se asomó desde su excelso Santuario.
Desde los cielos Yahvé se fijó en la tierra, Para oír el lamento del cautivo, Para libertar a los condenados a muerte.
Así se pregonará en Sión la fama de Yahvé, Y su alabanza en Jerusalem, Cuando los pueblos y los reinos sean congregados a una,
Para servir a Yahvé.
Él agotó mi fuerza en el camino, Acortó mis días.
Digo: ¡Dios mío, no me arrebates en la mitad de mis días!
Tú, cuyos años se miden por generaciones.
Tú desde el principio fundaste la tierra, Y los cielos son obra de tus manos.
Ellos ciertamente perecerán, pero Tú permaneces.
Todos ellos se desgastarán como una vestidura, Como vestido los cambiarás, y desaparecerán.
Pero Tú eres el mismo, Y tus años no se acaban.
Los hijos de tus siervos permanecerán, Y su simiente será establecida delante de ti.
Salmo 51
¡Ten piedad de mí, oh Elohim, conforme a tu misericordia, Conforme a la multitud de tus piedades, borra mis transgresiones!
¡Lávame más y más de mi maldad, y purifícame de mi pecado!
Porque yo reconozco mis transgresiones, Y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti, contra ti solo he pecado, Y he hecho lo malo delante de tus ojos, Para que seas reconocido justo en tu sentencia, Y tenido por puro en tu juicio.
He aquí, en maldad fui formado, Y en pecado me concibió mi madre.
He aquí, Tú deseas la verdad en lo íntimo, Por tanto en lo secreto hazme conocer sabiduría.
¡Purifícame con hisopo y seré limpio, Lávame, y quedaré más blanco que la nieve!
¡Hazme oír gozo y alegría, y regocíjense los huesos que abatiste!
¡Aparta tu rostro de mis pecados, y borra todas mis iniquidades!
¡Oh Elohim, crea en mí un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí!
¡No me eches de tu presencia, Ni quites de mí tu santo Espíritu!
¡Restitúyeme el gozo de tu salvación, Y un espíritu noble me sustente!
Así enseñaré a los transgresores tus caminos, Y los pecadores se convertirán a ti.
¡Líbrame del delito de sangre, Oh Elohim, Dios de mi salvación, Y mi lengua cantará con gozo tu justicia!
Oh Adonay, abre mis labios, y mi boca proclamará tu alabanza.
Porque no quieres sacrificio, que yo daría, Y si doy holocausto, no lo aceptas.
El sacrificio grato a Elohim es el espíritu quebrantado.
Al corazón contrito y humillado no despreciarás Tú, oh Elohim.
Haz bien con tu benevolencia a Sión, Edifica los muros de Jerusalem.
Entonces te agradarán los sacrificios de justicia, Holocaustos y ofrendas enteramente quemadas; Entonces se ofrecerán novillos sobre tu altar.
Salmo 4
¡Oh Dios de mi justicia, respóndeme cuando clamo!
Tú, que en la estrechez me diste holgura, Ten misericordia de mí y escucha mi oración.
Oh hijos del hombre, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia?
¿Hasta cuando amaréis lo vano y buscaréis la mentira?
Conoced pues que Yahvé ha hecho apartar al piadoso para sí; Yahvé escucha cuando clamo a Él. ¡Temblad, y no pequéis! Meditad en vuestro corazón sobre vuestro lecho, Estad en silencio.
Ofreced sacrificios de justicia, Y confiad en Yahvé.
Muchos dicen: ¿Quién nos mostrará el bien?
¡Oh Yahvé, alza sobre nosotros la luz de tu rostro!
Has dado alegría a mi corazón, Mayor que la de ellos, aun cuando abundan en grano y mosto.
En paz me acostaré y asimismo dormiré, Porque sólo Tú, Yahvé, me haces vivir confiado.
Salmo 30
Te glorifico oh Yahvé, porque me has levantado, Y no has dejado que mis enemigos se alegren de mí.
¡Oh Yahvé, Dios mío! Clamé a ti, y me sanaste.
¡Oh Yahvé, arrebataste mi alma del Seol, Cuando bajaba al sepulcro, hiciste que volviera a vivir.
Cantad salmos a Yahvé, vosotros sus santos, Y celebrad la memoria de su santidad.
Porque por un momento es su ira, Pero su favor dura toda la vida.
Por la noche dura el llanto, Pero al amanecer viene la alegría.
En medio de mi seguridad, me decía: No seré conmovido jamás, Porque con tu favor, oh Yahvé, Me habías afirmado como un monte fuerte.
Escondiste tu rostro, fui turbado; A ti clamé, oh Yahvé, A Adonay dirigí mi súplica: ¿Que provecho hay en mi muerte cuando baje a la sepultura? ¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu verdad?
Escucha, oh Yahvé, y ten piedad de mí, ¡Oh Yahvé, sé Tú mi ayudador!
Cambiaste mi lamento en baile, Desataste mi cilicio y me vestiste de alegría, Para que mi lengua entone salmos y no calle más.
¡Oh Yahvé, Dios mío, te alabaré para siempre!
119. M
¡Oh, cuánto amo yo tu Ley!
¡Todo el día es ella mi meditación!
Más sabio que mis enemigos me han hecho tus mandamientos, Porque siempre están conmigo.
Entiendo más que todos mis maestros, Porque tus testimonios son mi meditación.
Comprendo más que los ancianos, Porque he guardado tus preceptos.
He refrenado mis pies de todo mal camino, Para guardar tu palabra.
No he apostatado de tus mandamientos, Porque Tú me has instruido.
¡Cuán dulces son tus palabras a mi paladar! Sí, más que la miel en la boca.
De tus preceptos he adquirido entendimiento, Por lo cual aborrezco toda senda de mentira.
Salmo 114
Cuando Israel salió de Egipto, La casa de Jacob de un pueblo de lengua extraña, Judá fue su santuario, E Israel su señorío.
El mar lo vio y huyó, El Jordán se volvió atrás.
Los montes saltaron como carneros, Los collados como corderos.
¿Qué tuviste, oh mar, que huiste? ¿Y tú, oh Jordán, que retrocediste?
¿Por qué, oh montes, saltasteis como carneros, Y vosotros, collados, como corderos?
¡Tiembla, oh tierra, en presencia de Adón, En presencia del Dios de Jacob, Que convirtió la peña en estanque de aguas, Y el pedernal en manantial de aguas.
Salmo 126
Cuando Yahvé haga volver de la cautividad a Sión, Seremos como los que sueñan.
Entonces nuestra boca se llenará de risa, Y nuestra lengua de gritos de alegría; Entonces dirán entre los gentiles: ¡Grandes cosas ha hecho Yahvé por éstos!
¡Sí, Yahvé ha hecho grandes cosas por nosotros, Y estamos alegres!
¡Haz volver a nuestros cautivos, oh Yahvé, Como haces volver los torrentes del Neguev!
Los que siembran con lágrimas, Segarán con regocijo.
Aunque vaya llorando el que lleva la preciosa semilla, Volverá cargando sus gavillas con regocijo.
Salmo 139
Oh Yahvé, Tú me has escudriñado y conocido.
Tú conoces mi sentarme y mi levantarme, De lejos percibes mis pensamientos; Escudriñas mi senda y mi reposo, Y todos mis caminos te son conocidos, Porque aún no está la palabra en mi lengua, Y he aquí, oh Yahvé, Tú la sabes toda.
Me has constreñido por detrás y por delante, Y has puesto sobre mí tu mano.
Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí, Alto es, no lo puedo alcanzar.
¿Adónde me alejaré de tu Espíritu? ¿Adónde huiré de tu presencia?
Si subo a los cielos, allí estás Tú, Y si en el Seol preparo mi lecho, allí estás Tú.
Si tomara las alas del alba, Y habitara al extremo de los mares, Aun allí me alcanzará tu mano, Y me asirá tu diestra.
Si digo: ¡Sórbanme las tinieblas, Y que la luz en torno a mí se haga como la noche!
Tampoco la oscuridad es oscura para ti, La noche resplandece como el día, ¡Lo mismo te son las tinieblas que la luz!
Tú formaste mis riñones, Me tejiste en el vientre de mi madre.
Te alabaré, porque asombrosa y maravillosamente fui formado.
Maravillosas son tus obras, Y mi alma lo sabe muy bien.
No fueron encubiertos de ti mis huesos, Aunque en lo oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra.
Tus ojos veían mi embrión, Todos mis días fueron trazados, Y se escribieron en tu Rollo, Cuando aún no existía ninguno de ellos.
¡Oh El, cuán preciosos me son tus pensamientos!
¡Cuán inmensa es la suma de ellos! Si los enumero, se multiplican más que la arena.
Despierto, y aún estoy contigo.
¡Oh Eloah, si hicieras morir al impío, Y los sanguinarios se alejaran de mí!
Que hablan contra ti intrigando, Que toman tu Nombre en vano.
¡Oh Yahvé! ¿No aborrezco a quienes te aborrecen?
¿No me repugnan los que se alzan contra ti?
¡Con gran aborrecimiento los aborrezco, Y los tengo por enemigos!
Escudríñame, oh Elohim, y conoce mi corazón, Pruébame, y conoce mis pensamientos, Y ve si hay en mí camino de perversidad, Y guíame en el camino eterno.
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